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"El futuro del table dance

Pese a la condena que enfrenta uno de los socios, Ricardo Yáñez López, preso en el penal de Matamoros acusado de dirigir una banda que ordeñaba ductos de Pemex, la otra parte de la sociedad mercantil, buscando mantener viva la tradición del Club Exxxes, celebró en grande siete años de existencia.
La investigación de la PGR vincula a Ricardo Yáñez López, uno de los socios del Club Exxxes, con el cártel del Golfo, por lo que en abril pasado catearon los tres locales de la franquicia: el ubicado en Insurgentes sur 1831, más los otros dos del Estado de México, incluida su casa matriz de la vía Gustavo Baz, según la averiguación previa PGR/DGCP/DF/OIT/2010. Es por eso que parece poco ético ensalzar las virtudes del festejo de la franquicia, pero lo sucedido ahí es digno de mención.

Seguro de manera involuntaria, los otros dueños, en libertad, de la franquicia Exxxes escenificaron lo que puede ser el futuro del table dance. Con motivo del séptimo aniversario del ahora cuestionado sitio de desnudismo, rentaron el Club Bleu, faraónico local ubicado en Paseo de la Reforma 35, y lanzaron la casa por la ventana, todo con tal de enmendar parte de su dañada reputación. De paso, apapacharon a su desamparada audiencia con una barra libre (servida a invitados y a quienespagaron los 300 pesos de cover). Como para preparar el terreno de una, dicen, inminente apertura, rifaron un par de Mini Cooper entre las bailarinas de la familia (Yarian de Venezuela y Vika de no se dónde fueron las afortunadas). Con tan infalible gancho llegaron cerca de 200 bailarinas con el ánimo dispuesto para la ocasión y el sueño de ya no regresar a casa en taxi.

En estas mismas páginas quien esto escribe publicó un drama-ensayo sobre el lamentable estado que guardaba la vida teibolera chilanga (“Esplendor y decadencia del imperio table dance”, MILENIO Diario, 28 de julio de 2010) y ahí adelantaba las exequias de estos sitios atrapados en una decadente rutina matrimoniada con un ambiente mafiosón y de constante abuso al cliente. Pues bien, quienes diseñaron esta party de aniversario lo hicieron de manera elegante e incluso deberían contratarlos como asesores de quienes organizan los festejos bicentenarios.

El primer acierto —y salvo el ballet de seis chicas que cada hora cambiaban disfraz y ensayaban coreografías que iban de Beyoncé a Elvis— fue que ninguna de las que atendieron la convocatoria lo hicieron con sus clásicas, coloridas y muchas veces absurdas vestimentas a las que coronan los zapatos de inacabable plataforma con los que se pasean incómodas por las pistas de cristal y acaban con los pies hechos una zona devastada. No. Las reinas del destape esta vez iban ataviadas como se va al antro: mezclilla, botas, vestidos cortos, harto maquillaje y algún short como pintado al cuerpo. La convenida humillación de siempre estuvo muy disminuida y el ambiente se relajó para bien de la sensualidad.

El local de considerables dimensiones, sirvió para ir acomodando a los invitados (incluida mesa VIP para un grupo de enjundiosas lesbianas, que anularon la posibilidad de que Malú Micher, directora del Instituto de las Mujeres del DF, ingresara un extrañamiento) y durante toda la jornada, ocho horas a partir de las 10 de la noche, varios DJ’s de música electrónica ambientaron el festejo mientras las nenas bailaban y brindaban en la mesa que más les aplaudía. Nada de que fueran ellas las que sugirieran el soundtrack de cada noche. Por lo tanto, no hubo pasarelas con canción ruda para menearse primero y la light posterior para el encuere, en ese interminable y predecible rol teibolero tradicional. ¿Qué sucedió? Pues que al dejar más cosas a la imaginación y darle una vuelta de tuerca al concepto, el deseo aumentó el trabajo de las boleteras, ¡que las hubo!, y aunque algunas bailarinas se negaron a practicar bailes privados (iban “a festejar, no a trabajar”), la mayor parte del elenco accedió a apachurrar la calentura de esos clientes que se consideran como de la familia.

Nacido en el verano de 2003, el club se convirtió muy pronto en un clásico de la zona norte, destacando por sus precios justos y la calidad de las reinas del tubo. Quizás fuera con la intención de desmarcarse del estilo que ya permeaba en la industria, pero los encargados decidieron mantener un trato serio, incluso paternal con las chicas, al grado de que muchas de ellas aseguraron extrañar el sitio, ahora en conflicto. Era tal el gusto de trabajar ahí, que incluso accedían a grabar videos y realizar sesiones fotográficas para el sitio en internet, o para calendarios que engrosan el merchandising que se suele vender en los locales, cuando uno de los rasgos de las bailarinas en table dance, es el de mantener su personalidad en el anonimato.

Por las mentadas razones es que el club mantiene a una cofradía de fieles asistentes a quienes no les importa el supuesto vínculo del accionista Yáñez López con la banda de Los Carcachos (a la que le han decomisado 228 mil millones de pesos y 890 mil dólares en efectivo, con 14 de sus integrantes presos en diversas cárceles del país), ni que, también presuntamente, Pemex fuera el patrocinador oficial de sus alocadas noches. A la de media semana debieron ser invitados los otros dueños de antros para que vislumbraran lo que debe ser el futuro de la actividad: niñas con ropa de antro, arregladas al límite, conviviendo y bailando con la clientela, al ritmo que ordena un designado DJ profesional.

Que así sea.

Juan Alberto Vázquez"

El contenido de esta noticia fue editada por Zexterminio
Fuente original: http://impreso.milenio.com/node/8823408

NOTA
Aclaro que esta noticia no contiene la realidad de lo que en verdad paso.